Genshin Impact

Valoración

4.42

Votos
1258
Fecha de lanzamiento
28 de septiembre de 2020

Sobre el juego

Genshin Impact es un RPG de mundo abierto con estética anime desarrollado por HoYoverse, ambientado en la tierra fantástica y elemental de Teyvat. Forma tu equipo con personajes obtenidos a través del gacha, cámbialos en combate y explora un mundo enorme lleno de puzles, jefes y misiones de historia. Es free-to-play, tiene algo de farmeo, pero ofrece tanto contenido que te perderás durante horas.

Análisis

Genshin Impact: Dioses, gachapones y farmeo a lo bestia

Teyvat llama, y te trae colegas, fuegos artificiales y una buena paliza de farmeo.

Bienvenido a Genshin Impact, el juego en el que el anime se ve en 4K, las espadas brillan con efectos elementales y tus probabilidades de sacar un personaje de 5 estrellas... mejor ni preguntes. Ya seas de los que van en modo free-to-play o de los que lanzan la tarjeta a la pantalla, aquí te espera un mundo enorme, lleno de mazmorras, puzzles y combates que rozan el caos. ¿Pero hay algo más que fuegos artificiales en la primera cita? Vamos a hincarle el diente y ver en qué lío (o agujero de conejo) te vas a meter.


La bienvenida de Teyvat: los limos y el club de los humillados

Arranqué Genshin pensando que sería otro RPG de móvil disfrazado: magias de colores, saltos flotantes y diversión durante diez horitas antes de acabar sumido en el pozo del farmeo eterno. Spoiler: estaba MUY equivocado. Esto fue mucho peor: para mi tiempo libre, mi almacenamiento y, al final, para mi cartera.

Elegí a la viajera (su idle tenía más actitud que yo un lunes) y aparecí en los prados verdes de Teyvat. Primer enemigo: un limo Electro. Una bolita adorable que me dobló como a una silla plegable. Yo aporreando botones, fallando esquivas... Pánico total.

Pero al final, todo era culpa mía. El combate era justo, rápido y se sentía vivo. Los enemigos no dan palos de ciego, te avisan antes de darte la del pulpo. Lo de combinar elementos importa de verdad. Cuando, tras unos cuantos intentos, fundí el limo con una Torbellino de fuego y viento, levanté el puño solo en el salón como si hubiera ganado la Evo. Vergüenza ajena, sí. Pero lo gocé.


Paimon, acertijos y un mundo que no se calla ni bajo el agua

Y entonces aparece Paimon. Una mascota voladora con la voz de un gremlin pasado de cafeína y la energía de alguien que no ha cerrado nunca un cuadro de diálogo. Como una Navi de Zelda, pero adicta a TikTok y sin botón de silencio.

Le bajé el volumen (bendito seas, menú de ajustes) y el juego se calmó... pero el mundo, no. Al revés. No era solo el viento y los pajaritos. Es que siempre pasa algo. Colinas con rompecabezas. Lagos llenos de cofres. Ruinas repletas de misterio.

Sí, la escalada huele a Breath of the Wild, pero Genshin le mete su rollo. Puedes trepar cualquier cosa, salvo que tu barra de aguante te traicione. Y planear... Gloria bendita. Me subía a montañas solo para lanzarme al vacío. Un 10/10 en saltos de fe.


Cambia de muñeco y desata el caos elemental

Al cabo de una hora desbloqueé a Amber. Arquera de fuego, bombitas conejo... y charlas interminables. De repente, combear no era machacar botones: era hacer combos elementales, explotar cosas, y de pronto Overcarga (¡BOOM!) y Ardor (¡más boom aún!). Un festival, pero con cabeza.

Aquí Genshin se saca el doctorado. Tienes equipo de cuatro, cada uno con su rollito de armas y elementos. Hielo con agua, congelas. Si algo está mojado y le metes un rayo, chisporroteo. Fuego más viento: tornado de remordimientos picantes. Un caos, sí, pero delicioso.

Mi grupo: Viajera (Anemo), Amber (Pyro), Kaeya (Cryo), Lisa (Electro). No era lo meta, ni min-max, y no me arrepiento. Ver a los enemigos volando como palomitas era suficiente. ¿Por qué funciona? Ni idea. Pero funciona.


Gachas y drama: ese gusanillo de la suerte

Lo confieso: caí. Abrí la pestaña de Deseos —vamos, el tragaperras con skin de anime. Hice un tirón de diez. Me tocó un catalizador mediocre, un puñado de materiales y... Noelle. Una doncella con mandoble y la postura de un frigorífico.

¿Emocionante? Sí. ¿Decepción? También. Gacha, vamos.

Conseguir Protogemas es tan lento como ver llover en agosto. Tiene sistema "pity" (90 tiradas = 5 estrellas), pero tampoco te hagas ilusiones: tus favoritos salen solo si tienes suerte... o cartera infinita. Un festival de tentaciones.

Aun así, cero enfados. El juego sigue siendo top sin pagar. Te dan personajes decentes al principio, así que nunca te quedas tirado. Yo me tiré decenas de horas antes de gastar un euro; cuando lo hice, fue para la mensualidad del Welkin Moon. Sinceramente, ni un gramo de arrepentimiento.


Liyue: Dioses Geo, jade y salseo

Siguiente parada: Liyue. Si Mondstadt es vino, tabernas y molinos, Liyue es montaña tallada y oro everywhere. El cambio de rollo es brutal. La música se pone tradicional. Los NPCs tienen más chispa. Las misiones: caos máximo.

Los puzzles aquí suben de nivel. Encender antorchas por orden, seguir seelies brillantes, resolver acertijos de estatuas como si me estuviera jugando el examen de Geo. Puerto de Liyue: enorme, bullicioso, y la mitad de los NPCs parecen llevar prisas auténticas.

¿La historia? Sorprendentemente buena. No para escribir una tesis, pero lo bastante interesante para seguir tirando. Y cuando aparecen los Arcontes... Zhongli (el Dios Geo) me hizo dudar si estaba jugando o viendo un documental sobre capitalismo, lento pero épico.


El muro de Resina: el farmeo te farmea a ti

Yo iba tan feliz. Explorando, en mi salsa. Hasta que la Resina me cae encima como un camión de loot vacío.

La Resina Original es tu tique de botín. Jefes, dominios, todo pide Resina. Tienes 160. Reponerla es más lento que el sol en enero. ¿Quieres acelerar? Asoma la tarjeta.¿Sin Resina? Sin drops. Sin avance. Cero alegría.

Al principio me daba igual. Total, hay mil cosas por hacer. Pero luego... hostiazo lento. ¿Quieres la set de Gladiador 5 estrellas? Prepárate para farmear el mismo dominio tres semanas... y llevarte botas de basura.

Hay quien gestiona la Resina como si preparase el táper del raid semanal. Yo lo vi como una invitación cósmica a salir al parque. O echar una siesta. La siesta ganó.


Cooperativo loco y eventos efímeros

El cooperativo se desbloquea al Rango de Aventura 16. Me metí en el mundo de un colega y, en segundos, prendí la mitad del campo sin querer. No es mi mejor momento.

El multi tiene cosas guays y cosas raras. No puedes hacer misiones principales ni saquear todo en el mundo de otro. Un poco frustrante. Pero las risas sí están: sobre todo cuando vais en bragas de nivel y alguien cabrea a un Guardián de Ruinas. Pánico puro.

Y después vienen los eventos. Aquí los lanzan como caramelos en cabalgata. Ritmo, defensa de torres, carreras de globos... Un minuto desactivando bombas, y al siguiente en plena fantasía Mario Kart con fuegos artificiales.

La mayoría molan mucho, otros no tanto. Pero son por tiempo limitado: te lanzas, o los pierdes. ¿FOMO? Pues sí. ¿Placer culpable? También.


Banda sonora y postales: puro espectáculo

La música. HOYO-MiX lo ha bordado. Cada región tiene su rollo y los cambios son de alfombra roja. Mondstadt, flautas de cuento. Liyue: guzheng y elegancia oriental. Inazuma, tormentas y shamisen dramático. Es una locura lo bien hecho que está.

Visualmente, esto es como si le dieras un Monster a Studio Ghibli. Cielos de acuarela, clima cambiante, lagos que suplican que te tires de cabeza. Las zonas parecen hechas a mano. Las ruinas dan ganas de explorarlas aunque estén vacías. Y sí, waifus y husbandos de escándalo. Puro arte.

No te juzgo si juegas solo para hacer capturas. Yo tampoco tengo vergüenza.


Conclusiones: sigo enganchado (y sin remedio)

Decenas de horas después, y aquí sigo volviendo.

El juego sigue siendo gratis. Sigue precioso. El farmeo sigue siendo intenso. El gacha puede vaciarte la cuenta corriente. La Resina frena mucho. Hay eventos que son un bluff. ¿Pero el minuto a minuto? Sigue siendo la caña. ¿El mundo? No deja de sorprender.

Si te lo tomas como otro curro te vas a quemar. Si lo ves como ese parque digital al que vuelves a pasear unos días, es de los mejores free-to-play que existen.

Solo no te vayas de ballena máxima. Ese camino lleva directo al confesionario de las tarjetas.

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