Fragpunk

Valoración

4.77

Votos
1866
Fecha de lanzamiento
27 de junio de 2024

Sobre el juego

Fragpunk te lanza a partidas 5v5 donde las balas vuelan, los héroes brillan y la realidad se retuerce en cada ronda. Usa las Cartas Fragmento para romper las reglas con poderes como balas que rebotan, bombas temporales y gravedad cero. Con un gunplay preciso, estilo a lo grande y modificadores locos en cada ronda, es mitad shooter, mitad caos controlado.

Análisis

Fragpunk: Análisis a lo loco – Cuando los hero shooters se desmadran (y de la mejor manera)

La primera vez que jugué a Fragpunk, la cabeza de un rival explotó en una bomba de tiempo y acabó con todo mi escuadrón. Parpadeé, solté una carcajada y supe que quería más. No es el típico shooter 5v5 lleno de neón molón: este cambia las reglas, baraja el mazo y prende fuego a la mesa. Un minuto estás haciendo rebotar balas; al siguiente, la gravedad desaparece y flotas como un globo de feria trasnochado. Si lo tuyo es el shooter táctico con caos, sorpresas y una pizca de locura, aquí tienes tu próxima adicción.


Bienvenido a Fragpunk: Aquí las reglas se pierden por el camino

Nada de calentamientos: Fragpunk te saca al ruedo, te suelta un héroe al azar y te tira una carta Shard que ni te esperas. Y no, no son bonitos regalitos. Una hace que tus balas reboten como gomas de borrar. Otra, que los enemigos revienten como piñatas pixeladas. Incluso puedes acabar flotando porque alguien decide que la gravedad ya no existe. Sí, el desmadre empieza fuerte.

No sabía ni qué hacer. Elegí una sanadora con dron y pistachi-fi. ¿Mi carta? Inmunidad al daño por caída. Suena a aburrido, ¿verdad? Hasta que alguien quita la gravedad y todos bailamos por los aires como globos de desfile. Venga, ahora sí tenía sentido.


Cartas, caos y "¿Pero qué narices acaba de pasar?"

Al principio parece el shooter de toda la vida: por rondas, dos equipos, preparas, empujas, fin. Cada Lancer (vamos, el héroe) con su habilidad, arma de firma y pinta de escapado de un cómic pasado de vueltas.

Pero esa rutina dura poco. Al acabar cada ronda, ambos equipos eligen una carta Shard. Pero estas cartas no ajustan partidas: las tiran a la lavadora con brillantina y petardos.

En nada estás planeando combos como un científico loco. ¿Balas que rebotan con tiros a la cabeza enormes? Peligroso. ¿El rival saca doble vida y encima lleva healer? Pesadilla. ¿Granada de teletransporte a lo YOLO? Valiente. Aplausos.

Aquí no se domina el meta, se trata de chocar juguetes hasta que algo se rompa.


Lancers: Puñetazo de personalidad

El escuadrón de Lancers parece construido con piezas de action figures y una sobredosis de café. Una francotiradora teletransportada que no para de vacilar. Un tanque que se tira en plancha a lo bola de demolición. Un hacker que va dejando trampas y pullitas por donde pasa.

Son ruidosos, son absurdos, y saben que molan. Frases, poses, bailes, burlas... todo a tope, sin dramas ni traumas: solo vibra y tira pa'lante.

Cada Lancer tiene su ‘rollo’ especial: unos van al ataque, otros resisten el asedio y otros... solo trollean. Y cuando añades la carta Shard, transmutan: una sanadora que deja bombas pegajosas, monísima. ¿Otra que ralentiza y controla medio mapa? Terrorífica. Aquí es donde la cosa se desmadra y da gusto.


El momento en que todo hace clic

Cuarta partida. Me pillo un Lancer a media distancia con escopeta y turbo. Mi carta: teletransporte. ¿La carta rival? “Cabezas gigantes para todos.” Sin coña.

Aparezco por detrás, disparo, ¡boom! confeti. Otro cabezón cargando a lo loco, con stickers y miedito del bueno. Me acojono, disparo otra vez... y le doy.

La ronda acaba en 30 segundos. El chat se vuelve loco. ¿Fue por habilidad? Seguramente no. ¿Me importa? Ni media.


Mapas que invitan a portarse mal

Los mapas son parques de juegos verticales. Muelles, escalas, tirolinas, paredes rompibles... Como si tuvieras una jungla de recreo con zona prohibida de adultos.

Una vez salté de una tirolina para esquivar a un sniper, caí en una caja y lancé una granada de teletransporte al objetivo. No tenía ni idea de lo que hacía. ¿Resultado? Funcionó. Un show.

Les pillas el truco rápido. Cada uno tiene estilo: industrial pulcro, churretoso, neón y cutrefacto. Da igual. Todos están pensados para que experimentes con el movimiento y te rías en el intento.


Tiros que sí, molan de verdad

Fragpunk es un circo... pero los tiroteos, ojo: afilan bien.

Cada arma tiene su encanto. Escopetas bestias, pistolas nerviosas, subfusiles... trituradoras a cortas, globos de feria a distancia. Todas se sienten distintas y suenan a gloria.

Las cartas lo mezclan todo: una ronda asaltas a muerte, la siguiente acechas como un gremlin en las esquinas. El tempo cambia en un pestañeo.

No necesitas puntería de e-sports; si estás avispado y te adaptas, las bajas caen. Si no, tranquilo: las rondas son cortas. Tu momento redentor llega en minuto y medio.


Shard Cards: Entre genialidad y "por favor, nerfead esto"

Hablemos de las cartas. "Cadáveres explosivos" es comedia pura. "Sin Gravedad" convierte al mapa en un pinball orbital. ¿“Balas que rebotan"? Las paredes te disparan a ti, básicamente.

Pero no todas son top. Algunas son tan sutiles que ni notas que existen. O hay otras que están rotas si la suerte acompaña.

Aún así... ese es el rollo. Nunca sabes cómo será la siguiente partida. Y ese caos hace divertido hasta perder.


El precio a pagar (sí, tenía que llegar)

Vale, la parte incómoda: Fragpunk viene cargadito. Monedas, fragmentos, fichas, pegatinas, packs variados, misiones diarias, battle pass, semanales... Parece que han volcado la economía de un MMO encima de un shooter y gritaron “¡sorpresa!”

Nada es obligatorio, pero madre mía, qué bombardeo. Ventanitas por todos lados, menús a tutiplén, y antes de pulsar “Jugar”, sin querer, has abierto cinco tiendas.

Eso sí, los cosméticos molan. Skins geniales, armas con actitud, gestos que lo petan... Pero sí, toca hacer clics para llegar a la diversión.


Modos para no parar la fiesta

El modo base es redondo: por rondas, con objetivo y carta por medio para liarla. Como buscar y destruir, pero salpicado con purpurina y malas ideas.

Hay otros modos: duelos de francotiradores, infección, caóticos de fiesta. Relleno divertido. Como comerte otra porción de tarta ya empachado; riquísimo, pero no es el plato principal.

Aun así, el bucle pica: eliges Lancer, carta, haces la locura más absurda, te ríes si sale bien y lloras si no… pero vuelves a darle a buscar partida igual.


Rinde bien, luce aún mejor (y los bugs son de cortesía)

Fragpunk va fino para lo que promete. Carga rápido, empareja sin dramas, gráficos nítidos pero no cegadores. ¿Sonido de armas? Potentes. ¿Los pasos? Mejorables, pero cumplen.

Bugs hay, claro. Alguna carta se “apaga”, poderes que se lían al lado de muros, cosas raras...

Pero los devs están encima: actualizaciones constantes, escuchan a la comunidad. Si siguen así, esto huele a clásico de los que duran.


Conclusión: El patio de recreo más bonito y roto del barrio

Fragpunk no quiere ser un esport impoluto ni una cárcel de rankings. Es caos embotellado. Un hero shooter con una baraja poseída y muchas ganas de liarse la manta a la cabeza.

A veces es una ida de olla. Otras te sientes un genio. Casi siempre un poco de ambos. Y ese es el punto.

¿Cansado de juegos que se toman demasiado en serio? Prueba este. Píllate la carta más rara. Haz la tontería más grande. Vuélate por los aires. Y ríete igual.

Luego... vuelve a darle al botón.

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