Análisis de Nikke: Gachas, Pistolas y Androides que (sorpresa) te Rompen el Corazón
Cuando instalé Nikke esperaba un desfile de tiros anime y unas cuantas waifus coleccionables. Pero lo que me encontré fue una mirilla llena de drama y un juego de móvil que me hizo preocuparme demasiado por androides armadas con lanzamisiles. Aquí se mezcla shooter en tercera persona, táctica de escuadras, toques de deck-building y un culebrón emocional del que cuesta bajarse. Debería ser un caos, pero—por increíble que parezca—funciona. ¿Es solo otro gacha brillante que acabas olvidando, o una cosa de la que no escaparás? Te cuento cómo engancha de verdad.
Primera Hora: Dispara y... ¿Por qué estoy sintiendo cosas?
¿Mi primera hora en Nikke? Pensaba pasar de puntillas. Tocar un par de cinemáticas, conseguir unas androides poco apropiadas para la gravedad, matar bichos y poco más.
De repente, zas, una de las chicas muere en la intro. Pero en plan, muerta de verdad. La ves llorar, suplicando que no olviden su nombre. Y yo ahí, mirando el móvil como si acabara de perder a alguien próximo. Pantalla empañada. No es mi mejor momento.
Esto no va solo de "waifus con pistolas". Nikke te sorprende y te pega donde menos lo esperas. Guerra, sacrificio, identidad... temas serios que se cuelan entre luces de neón y explosiones. La jugabilidad, muy pulida. El acabado, de lujo. Pero lo que te desarma es la carga emocional. De verdad.
Toca. Revienta cabezas. Repite.
Todo en vertical. Apuntar con el pulgar, soltar para cubrirse. Sencillo. Pero cada Nikke tiene su rollo: rifles francotirador, lanzamisiles, escopetas que te sacan de la pantalla de un leñazo.
¿El tiroteo? Sorprendentemente adictivo. Cada disparo se siente, los tiros a la cabeza revientan como petardos en una verbena. Cuando llenas la barra de burst, el escuadrón se desata como en Nochevieja.
Hay ritmo: te agachas, sales, pop-pop-pop, te escondes otra vez. Esperas el momento, cargas, y revientas todo. Puedes poner el auto, sí. Pero cuando todo se complica, quieres llevar tú el volante. Sobre todo en peleas tochas.
Y lo extraño es lo bien que responde, incluso solo con el pulgar. Tienes que pensar: prioridades, cuándo tirar la ulti, qué escuadra funciona en serio. Nada de postureo. Decisiones reales.
Montar Equipo: Más que Sumar Números
Prepárate a trastear. Mucho. Cada Nikke tiene rol, tipo, habilidad. Algunas provocan, otras mejoran la recarga o derriten armaduras. Y luego están las expertas en liarla parda a lo grande.
¿Lo mejor? No va solo de estadísticas. Aquí montas un compás: encadenas bursts, apilas bonificaciones, le cambias el orden a todo, la sinergia del equipo lo es todo. Es como resolver un puzle de combate, pero con señoritas anime con muy mala leche.
Estarás cambiando equipos a menudo. ¿Misión nueva? Cambio. ¿Ese jefe que te amarga? Toca repensarlo.
Los preajustes son tu salvavidas. Un toque y, voilà, equipo nuevo. No es cuestión de fuerza bruta: hay que adaptar el flow al combate.
Giro Argumental: Aquí Hay Historia
La mayoría de los gachas ofrecen cuento barato. Meten una corporación chunga, un láser del apocalipsis y un malo de pelo raro. Nikke empieza ahí. Eres comandante. La humanidad está a cubierto. Los alienígenas mandan. Sal a arreglarlo.
Pero luego todo se tuerce. La peña muere. Algunos son tuyos. Hay traiciones de por medio. Una Nikke descubre que es un simple cobaya de laboratorio. Otra no supera el día que perdió a su escuadra entera.
Nada de broma: aquí salen traumas, culpa de sobreviviente y crisis existenciales. Pero nunca se hunde en el drama gratuito. Hay bromas absurdas, descansos para picotear, amistades que ni te imaginas. De milagro, consigue equilibrarlo.
Y el colmo: empiezas a recordar sus nombres. En serio, nombres de verdad, no solo "la del lanzacohetes". Nombres.
Gacha: Sí, Culpable. Pero Tentador
Sí, es un gacha. Y lo sabe. Tiradas con gemas, tickets o culpa en euros. La tasa de SSR ronda el 4%. Lo de siempre.
Pero, ojo: al principio son bastante generosos. Te regalan personajes top solo por estar ahí y pulsar botones. También hay sistema de deseos y pitty. Así que aunque el azar manda, no te quedas vendido.
Eso sí, prepárate para el vaivén. Un día caen SSRs como lluvia. Al siguiente, veinte tiradas para nada y la decepción clásica.
Pero los personajes, son el verdadero gancho. Vale, el arte es... atrevido. Pero tienen trasfondo, roles que importan, evolucionan. Y acabas tirando por afinidad y no solo por stats. Peligroso, lo sé.
Tu Refugio: Mucho más que Decorativo
Entre combates toca relajarse en el Outpost. Es la base, donde las Nikkes descansan, ganan recompensas pasivas y, de vez en cuando, se comportan como gente normal. No es solo adorno.
También suma la parte social. Escenas de diálogo, subidón de stats, historias chorras según subes afinidad. Es medio simulador de amistades camuflado de shooter.
Hay cafetería. Dormitorio. Puedes darles regalos. Es extrañamente entrañable. Y sí, hay skins que rozan lo atrevido (quizás lo sobrepasan), pero nadie te obliga a entrar en ese rollo si no te apetece.
La sensación: un táctica RPG cruzado con "Los Sims versión bunker y anime".
Jefes Que No Son Peleles
Las peleas de jefes aquí no son "machaquea hasta que caiga el bicho gordo". Estos bichos tienen maña. Esquivan, pegan fuerte, castigan al despistado.
Hay jefes que te obligan a cambiar de cobertura sí o sí, o te hacen papilla. Otros lanzan enjambres de drones al personaje más débil, como si les cayeses mal.
Más adelante: escudos, aturdimientos, cambios de fase... parpadeas y estás en apuros. Mantienen el salseo, y son el respiro perfecto para cortar la rutina de oleadas.
Aquí no puedes ir dormido. Hay que estar alerta. Y, siendo sinceros, tomar un café antes ayuda.
¿Se Puede Jugar Sin Pagar? Por Supuesto.
La respuesta corta: Sí, y a gusto.
Sin spam, sin muros de progreso. Sí, hay tienda, bundles, skins, recargas de energía, lo típico, pero sin sobresaltos invasivos. Nadie te lanza un pop-up de 9,99€ en mitad de un tiroteo.
Los eventos son generosos: los logins regalan cosas útiles. Nada de monedas "gracias por respirar". Algunos de los mejores personajes se pueden conseguir a base de jugar.
¿Monetización? Está, pero sin molestar. Si no te obsesionas por estar en el top el primer día, vas sobradísimo.
Veredicto: No es Sólo Fan Service
Ves el arte y piensas: esto va de curvas y explosiones. Y sí, algo hay. Pero Nikke es astuto. Te engancha visualmente y, cuando menos te lo esperas, te suelta historias y combates tácticos que ni te lo crees.
Crees que te da igual. De repente, discutes contigo mismo sobre a quién subir de nivel o si gastar recursos en Vesti hoy. Recuerdas diálogos, repites frases chorras. Piensas en robots hasta cuando no juegas.
¿Es perfecto? No. Un poco grind, algunos desequilibrios, las actualizaciones globales llegan lento. Pero aún así, este título se merece tu atención. Y algo más.
¿Lo peor? Disfrutas viendo salir misiles de unas medias por encima de la rodilla. ¿Lo mejor? Te importa más de lo que planeabas. Eso es Nikke.